Medicina homeopática

¿Por qué se dice que la homeopatía no funciona?

Versión revisada: 5-jul-2015

Siento un deber ante los visitantes de expresar, de manera extremadamente breve, las razones que tenemos algunos para pensar que la homeopatía no funciona. Que él tome su decisión y la última palabra. Adelante pues.

Principios de la homeopatía

Existen dos principios homeopáticos que llaman poderosamente la atención, y son la punta de lanza para cuestionar su eficacia. Transcritos a lenguaje llano se listan como sigue:

  • Lo similar cura lo similar
  • A menor dosis mayor efecto curativo

Lo similar cura lo similar

Lo que el dogma homeopático original quiere decir con esto, es que una sustancia que provoque los mismos síntomas de una enfermedad particular puede, si se consume en cantidades pequeñas, curar dicha enfermedad.

Así, por ejemplo, si padezco una intensa fiebre y consumo una sustancia (la que sea) que en grandes cantidades eleve mi temperatura, me provoque malestar, sonroje y me haga sudar, los homeópatas concluyen que es capaz de curarla. ¿Suena un poco extraño? Esta es la forma en la que, incluso hoy, los homeópatas buscan nuevas «medicinas» y sustancias a incluir en su repertorio médico.

Notar que este proceder es completa y absolutamente ajeno a un mecanismo que relacione la causa de la enfermedad con el funcionamiento de su cura. Puede decir que le importan los gérmenes, los virus, o cualquier otro patógeno involucrado, o las razones por las que un órgano está funcionando mal. Pero no aprende nada de ese conocimiento al momento de crear sus preparados. A los homeópatas, cuando son fieles a su doctrina, los mecanismos no les importan en realidad. Y aunque les importaran, ¿cómo podrían justificar el uso de una sustancia en detrimento de otra para curar alguna enfermedad particular?

Resulta irónico que muchos defensores de la homeopatía insistan en decir que la medicina «alopática» (detesto ese término por impreciso) es la que no investiga las mecanismos reales de la enfermedad y su curación, cuando en realidad sucede exactamente lo contrario.

A menor dosis mayor efecto curativo

Si el principio anterior no fuera suficiente para soltar las alarmas del sentido común, este principio quizá llame su atención.

¿Qué pensaría amable lector, si le dijera que a menor dosis de una medicina usted podría obtener un mayor efecto curativo? ¡Diría que perdí la cabeza! En términos generales eso sería cierto, aunque el mundo no es tan sencillo como parece. Abordaré situaciones muy particulares donde este principio puede parcialmente funcionar, pero iniciaré abordando la aproximación homeopática al principio general de esta idea.

Los homeópatas, convencidos de que una menor dosis implica un mayor efecto, han llevado esta idea a hasta sus últimas consecuencias. No es solo que sus productos contengan muy poca sustancia activa (que de por si ya es dudosa dado el principio mencionado anteriormente), ¡sino que se las han arreglado para reducir la cantidad al mínimo posible!

Las medicinas homeopáticas se elaboran tomando una muy pequeña cantidad de la supuesta «sustancia activa», diluyéndola en una gran cantidad de agua. Esta mezcla es agitada para que una muy pequeña parte sea disuelta nuevamente, tal cual se hizo en el paso anterior (también es sacudida y golpeada con cierta violencia. Le llaman potenciación, y afirman que es un paso importantísimo). El proceso se repite incontables veces. En realidad, el número de veces que la preparación es disuelta hace que la probabilidad de encontrar al menos una sola molécula en sus preparados sea casi cero (1).

Los partidarios dirán que «potencia» en homeopatía no significa mayor reactividad química cuanto más diluido está una sustancia. Pero entonces, ¿qué es?

Los «chochitos» que nos suelen dar los homeópatas tan solo han sido humedecidos en las disoluciones mencionadas anteriormente.

Frascos homeopáticos

¡¿Cómo puede funcionar una sustancia activa que no está ahí?! Esto, suponiendo que la sustancia es activa en primer lugar. No olvidar que su elección está llena de completa arbitrariedad, en parte, por el principio de «lo similar cura lo similar». Nunca es suficiente hacer hincapié en este punto.

Es aquí cuando los homeópatas apelan a lo que se ha dado en llamar la memoria del agua. ¿Qué es eso? En palabras sencillas, es la supuesta capacidad que tiene el agua de «recordar» las sustancias que se han disuelto en ella.

¿Cómo funciona la memoria del agua? ¡Momento! Nadie ha dicho que funcione. Nadie ha mostrado que funcione, ni hay mecanismo capaz de explicar como podría funcionar, aunque los últimos intentos de los homeópatas son apelar retóricamente a la mecánica cuántica, o a medidas muy indirectas sobre la estructura molecular del agua, que son bastante debatibles. ¿Por qué son debatibles? Porque, así como existen experimentos que parecen confirmar la existencia de tal cambio de estructura, los hay que la niegan.

Llegados a este punto, quiero invitar al lector a una reflexión: ¿qué implicaciones tendría que el agua pudiera recordar aquello que se ha disuelto en ella? Si fuera incapaz de «olvidar», entonces, cualquier fuente de agua sería una panacea. El agua que recorre nuestro mundo se ha reciclado constantemente a lo largo de la historia de nuestro planeta, y se han disuelto infinidad de sustancias en ella a lo largo de la historia. ¡Prácticamente todo! Eso incluye el agua que pasa por nuestros inodoros. En principio podría curar todo lo curable con homeopatía.

Por el contrario, si su capacidad de «recordar» es temporal, ¿cuanto tiempo dura esa capacidad? Nadie lo sabe, porque nadie ha «leído» esa memoria nunca (al menos no de forma inequívoca). No hay siquiera buenas razones para pensar que existe en realidad. Es tan solo una hipótesis a la que se aferran los homeópatas para enfrentar el problema de que sus «medicinas» no contienen sustancia activa alguna, ¡suponiendo que su disolución contenía una sustancia que pudiera curar en primer lugar! Recuerde eso.

Objeciones homeopáticas a las críticas

¿Qué dicen los homeópatas al respecto? Por supuesto, que lo dicho arriba es falso o es una media verdad. Insisten en decir que los efectos sí pueden aumentar al reducir la dosis bajo toda circunstancia, que la memoria del agua sí existe, ¡y que tienen pruebas!

El efecto de disminuir la dosis

La hormesis, es un efecto de respuesta en la que, bajo ciertas condiciones, un fármaco puede tener un efecto mayor en dosis pequeñas del que tiene en dosis más altas.

Como resulta evidente, este fenómeno es frecuentemente apelado por los defensores de la homeopatía, argumentando que ahí se encuentra un principio científico y verificable que puede respaldar su funcionamiento pero, ¿esto es así en realidad?

El fenómeno de la hormesis es controvertido y tomado con cierto recelo por la comunidad médica, en parte, por el gran respaldo y promoción que le dan los homeópatas. Esto por sí mismo no significa nada malo, pero puede persuadir a la comunidad a no estudiarlo como es debido.

¿Este efecto puede existir? Sí. De hecho es fácil imaginar símiles físicos que lo harían posible. Imagine el lector a un grupo de personas queriendo atravesar una pequeña puerta. Si son demasiadas es posible que se estorben tanto que pasen lentamente, conforme sean menos, menos se estorbarán y más personas podrán cruzar a cada momento. Aquí tenemos un efecto de «a menor cantidad (menos personas), más efecto (más personas atraviesan por minuto)». Pero de este hecho no se puede concluir que la velocidad a la que atraviesan crecerá indefinidamente conforme se presenten cada vez menos personas. Hay un umbral donde reducir el número de personas no mejora la velocidad, y de hecho, la disminuye (ya no hay quien cruce la puerta).

Representación esquemática de una respuesta basada en la hormesis.
 Representación esquemática de una respuesta basada en la hormesis.

Así son las curvas de respuesta de la hormesis. Bajo rangos específicos la respuesta aumenta al reducir la dosis, pero de ahí no podemos concluir que aumentará indefinidamente al reducir y seguir reduciendo. Y la pregunta del millón, lo más importante: ¿el efecto de la sustancia es el que se supone debe tener en primer lugar? ¿Por qué nunca contestan este último punto los homeópatas? (recuérdese «lo similar cura lo similar»).

Si alguien empieza a citar la hormesis como un mecanismo que valida la homeopatía, nos está intentando confundir y engañar descaradamente. Lo hace con la esperanza (sin fundamento) de que alguien en el futuro encuentre una forma para que la fuerza de una dosis aumente siempre, sin restricción alguna, al reducir la dosis indefinidamente.

Memoria elusiva

¿En qué consisten las pruebas de los homeópatas? Como no pueden (nadie puede) leer la memoria del agua, muchos intentos consisten en ver si existen diferencias en la reacción de ciertas células al estar expuestas al agua de un preparado homeopático, frente a la reacción de aquellas que no han sido expuestas a él, o en el intento por descubrir alteraciones estructurales en el líquido después de haberse diluido algo en él.

Aquí los resultados se dividen. Existen estudios que se muestran a favor de un efecto, mientras que otros no lo hacen. ¿Cómo es esto posible? En realidad esto sucede todo el tiempo en el campo de la ciencia. Infinidad de estudios muestran un efecto, mientras que otros no. ¿Por qué? Porque la realidad es compleja y a veces resulta muy difícil aislar las variables involucradas en un proceso. Para descubrir la verdad intentan ser lo más rigurosos posibles. Se usan técnicas de doble ciego, se busca que los resultados de un experimento se puedan replicar siguiendo los mismos pasos por otro grupo de personas, se hacen meta-análisis de muchos estudios previos a fin de conocer el verdadero peso estadístico de los resultados; todo con el fin de indagar en la realidad que se esconde detrás.

Que el lector no sea llevado a engaño. Cuando los resultados dicen «estadísticamente significativo», no necesariamente hacen referencia a un gran efecto incuestionable, visible y evidente. Pueden referirse a un pequeñísimo y casi imperceptible efecto que, por la forma en que se ha realizado el experimento, se justifica matemáticamente como «poco probable de ser causado por el azar» bajo cierto intervalo de confianza. (Un ejemplo son los experimentos parapsicológicos. Encuentran efectos «inexplicables», pero tan pequeños, que en la práctica es como si no existieran). Pero he aquí que no es imposible que tal efecto «estadísticamente significativo» sea inexistente. Recordemos el caso de los pentaquarks descubiertos a ¡5.8 sigmas!… que no eran. Sí eran algo: fluctuación estadística. (¿Qué es sigma?)

Como queda claro, es muy difícil que no existan resultados aparentemente contradictorios en todo campo de la ciencia experimental. Esto no tiene que ver con una incapacidad por parte de los investigadores o que sean tontos e incompetentes. Significa que es difícil y hay que repetir las cosas muchas veces en condiciones diferentes, por muy absurdas que puedan parecer las diferencias en primer lugar.

Esta particular discrepancia hace que muchos de nosotros desconfiemos, de inicio, en la veracidad de cualquiera de los dos resultados. Esta misma extrañeza, aunada a la naturaleza de los principios homeopáticos en sí mismos (que de entrada parecen contradecir lo que sabemos sobre la química o la física, apelando a principios que no están bien asentados) nos hacen inclinarnos por dudar, creo yo que sanamente, de la veracidad de dichas hipótesis.

En realidad, cuando unimos una gran cantidad de estudios sobre la homeopatía, comparando sus resultados, su metodología y demás, ¿qué obtenemos? Que la homeopatía no ha probado funcionar Al menos no de forma fehaciente. Tan simple como eso (2).

Invito nuevamente al lector a una reflexión: ¿qué haría usted en el lugar del científico? Se encuentra delante de resultados, no solo revolucionarios, sino de unos que contradicen todo lo que tiene sentido en su disciplina y muchas otras. Las implicaciones son extremas. ¿Qué es más fácil pensar? ¿Que algunos experimentos tienen una deficiencia, o que está encontrando algo realmente anómalo?

¿Mala praxis?

Sería agotador, fuera de caso, y probablemente inútil, enumerar todas y cada una de las objeciones que «algunos» hacen a la crítica en contra de la homeopatía. Pero quiero que reflexione el lector, ¿es la defensa de la homeopatía algo basado en los resultados de los estudios?, ¿de cuáles? ¿De todos, o solo los que convienen a los intereses del defensor? ¿Quién publica los estudios? Otra costumbre típica es señalar las deficiencias de estudios que aparentemente han demostrado la ineficacia de la homeopatía, como si ello fuera prueba de su eficacia. Parece un trabalenguas, pero es fácil de entender. Analice y piense sobre ello.

¡Pero a mí me funciona la homeopatía!

Algo que nos ha enseñado la ciencia sobre nosotros mismos, es que somos muy fáciles de auto-engañar. Somos tendenciosos, todo lo vemos filtrado a través de nuestras expectativas, sacamos conclusiones insostenibles con los pocos datos que recabamos en la vida diaria por casualidad, y tendemos a seleccionar lo que favorece nuestra postura en detrimento de aquello que la contradice.

Hemos aprendido, por todas esas razones, que la evidencia anecdótica no basta para apuntalar una verdad. Hace falta el experimento y todas las medidas que podamos tomar para evitar nuestro propio sesgo, así como grandes cantidades de datos. Por eso no se pueden tomar con seriedad las afirmaciones del tipo «a mi me funciona», ni siquiera si vienen de nosotros mismos.

El efecto placebo

El efecto placebo también entra en escena. ¿Qué es? Se puede resumir en lo siguiente: cuando una persona cree estar sometida a un tratamiento, aunque no funcione en lo absoluto, las personas tienden a sentir una mejoría y bienestar que no tendrían de no estar sometidas a él. Tan es así, que al momento de probar un nuevo medicamento se compara con la eficacia de un medicamento de este tipo (placebo). Si la medicina en consideración no funciona mejor que la medicina falsa, se considera que no funciona en lo absoluto, y se atribuyen sus cualidades al efecto placebo.

Es un fenómeno que parece tener un origen psicológico, y se ha estudiado lo suficiente como para saber que «pastillas falsas» de colores funcionan mejor que unas blancas, y las grandes mejor que las pequeñas. Pero la razón completa de su funcionamiento es un misterio. No queda del todo claro porque lo hacen. Algo digno de un estudio en profundidad.

La homeopatía puede parecer funcionar, en parte, por dicho efecto.

Para terminar contemplemos la graciosa caricatura que se encuentra a continuación. Es una situación no muy lejana a la realidad:

Evidencia

Ahora sí, querido lector, ¿es razonable dudar de la eficacia de la homeopatía?


  1. Para más detalles al respecto, se puede consultar: Dilución homeopática.
  2. Un ejemplo podría ser el Informe del Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica Australiano.
Javier
Javier

Maestro en Ciencias de la Computación (UNAM). Durante mucho tiempo interesado en la difusión del pensamiento crítico, la ciencia y el escepticismo. Estudioso de la inteligencia artificial, ciencias cognitivas y temas afines.

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Un comentario

  1. Al apreciable lector.

    Me he visto en la necesidad de eliminar comentarios en esta entrada e impedir la inclusión de más. Es una práctica penosa, y no es de mi agrado llegar a aplicarla. Los motivos de esta acción son los siguientes:

    La entrada se ha visto invadida de multitud de comentarios que se han desarrollado en tono grosero y falto de respeto hacia mí, y hacia otras personas. Así como lo que yo considero tergiversaciones de mis dichos y afirmaciones, poniendo en mi boca interpretaciones de las cosas que jamas he tenido. Tergiversaciones, esas sí, malintencionadas o producto de la pasión que los inunda.

    Nuestro pecado es no estar de acuerdo con las posturas de los comentaristas. Ellos nos acusan de ser mentirosos, ocultar la verdad, manipularla, o pertenecer a una clase de «secta pseudo-escéptica». No es, ni ha sido nunca, la intención caer en tales bajezas.

    Si por alguna razón existe falta de rigor en el lenguaje, ha sido en afán simplificador y nunca malintencionado. (Como un comentarista asegura que fue hecha la traducción de un antiguo escrito, confeccionada por un jovezuelo inquieto, que era yo, ayudado por un programa traductor y que poco sabía de inglés en el lejano año de 2001. Mala intención, no. Ignorancia, sí).

    Las diferencias fundamentales entre la postura de los comentaristas y las nuestras se basan, principalmente, en el desacuerdo que existe en torno a las presuntas evidencias que apoyan, no ya a la homeopatía, sino a hipotéticos mecanismos subyacentes a su funcionamiento. Particularmente la memoria del agua.

    Como toda persona versada en el asunto sabe, existen diversos resultados que apoyan esas hipótesis. De igual manera los hay que no las apoyan. Esta particular discrepancia hace que muchos de nosotros desconfiemos, de inicio, en la veracidad de cualquiera de los dos resultados. Esta misma extrañeza, aunada a la naturaleza de los principios homeopáticos en sí mismos (que de entrada parecen contradecir lo que sabemos sobre la química o la física, apelando a principios que no están bien asentados) nos hacen inclinarnos por dudar, creo yo que sanamente, de la veracidad de dichas hipótesis.

    Los comentaristas, como apasionados defensores de la homeopatía, no faltan en citar muy diversos resultados científicos favorables para la homeopatía. Los mismos que otros consideramos sospechosos. No por sí mismos, sino dado el contexto científico y cultural en el que han nacido y se han desarrollado. Ese contexto no es un asunto trivial. No está de más aclarar que ellos piensan cosas similares de los estudios que no son favorables a la homeopatía, y son esos los que ellos consideran «incorrectos».

    Muy a nuestro pesar, los comentaristas no respetan esa discrepancia y diferencia de percepción. Les parece que es inevitable concluir lo mismo que ellos concluyen, bajo lo que ellos consideran «hechos irrefutables», como pueden ser los resultados experimentales que tanto les gusta citar. Esto ha tenido como consecuencia una dinámica de discusión que, particularmente, no me interesa mantener en el sitio.

    Yo anhelo y busco las diferencias de opinión, sobre todo si estas son inteligentes, razonadas, y de ser posible, basadas en los hechos. Pero también respetuosas, y me niego a ser partícipe en un espacio donde gobiernan las descalificaciones personales, morales y éticas, guiado por personas que no me conocen en lo más mínimo, asumiendo mis creencias, posturas, pensamiento y valores, seguramente por el título de mi sitio, sin saber nada de mi vida, o incluso la de otras personas.

    Los que hemos tenido la fortuna de contemplar de cerca, como observadores o partícipes, el ejercicio científico y la dinámica académica, sabemos que está hecho por humanos, que no es perfecto, que los intereses existen, también los errores inconscientes, la mala suerte, y hasta la serendipia. Tenemos consciencia de la dificultad que existe para separar las variables involucradas en un experimento, y lo fácil que puede ser llegar a un resultado que no es el correcto. Muchos sospechamos que los resultados favorables a la homeopatía son los incorrectos y los no favorables los correctos. Los comentaristas concluyen lo contrario, como ya ha quedado claro. Muy respetable.

    Están en su derecho de exponer sus puntos de vista y razones, aquí nunca hemos estado en contra de que cualquiera los brinde. Simplemente la dinámica en la que ha desembocado esto aquí (y que en ocasiones anteriores ha demostrado no tener fin) no es de mi agrado y decido retirarla. Esas personas (o persona) se han revelado como de personalidad terca, insistente y agresiva, al borde de la intolerancia, que sin provocación alguna toman una actitud grosera e insultante.

    Como un ejercicio democrático coloco al final de este mensaje un vínculo al espacio de expresión del o los principales comentaristas disidentes, así como los vínculos proporcionados por ellos y la discusión donde se presentaron, a fin de que no se interprete este gesto como censura o imposición de mi parte.

    Muchas gracias por leer hasta el final.


    Espacio de un comentarista:
    http://explicandoalexplicador.blogspot.mx/

    El otro espacio:
    https://homeopatiayseudoescepticismo.wordpress.com

    Comentarios a documentos NCAHF:
    http://explicandoalexplicador.blogspot.mx/search/label/NCAHF

    Mi supuesta conversión a la hormesis (?), un «misterio mariano-científico», según palabras del comentarista:
    http://explicandoalexplicador.blogspot.mx/2015/06/la-feligresia-de-la-ciencia-xvi.html

    Un estudio relacionado con la memoria del agua:
    http://www.emeraldinsight.com/doi/abs/10.1108/03684920110363914?journalCode=k&

    Otro artículo relacionado con la memoria del agua:
    http://www.eurekaselect.com/128776/article

    Una revisión de la literatura sobre la potencia de altas disoluciones:
    http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17544864

    Un meta-análisis sobre un presunto efecto psicológico predictivo «inexplicable»:
    http://journal.frontiersin.org/article/10.3389/fpsyg.2012.00390/abstract

    Algo sobre percepciones extrasensoriales:
    http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1729-48272010000100007&lang=pt

    Critica de un parapsicólogo argentino a la caricaturización de su profesión:
    http://oscar-iborra.blogspot.mx/2015/02/el-truquillo-de-los-cientificos-segun.html

    Crítica al libro de J. M. Mulet «Medicina sin engaños»:
    https://homeopatiayseudoescepticismo.wordpress.com/2015/02/22/jose-miguel-mulet-salort-critica-al-libro-medicina-sin-enganos/

    Queja sobre un blogero «esceptico»:
    https://homeopatiayseudoescepticismo.wordpress.com/2013/12/05/la-ciencia-de-los-bufones-iv-anonitrol/

    Queja de otro «escéptico»:
    https://homeopatiayseudoescepticismo.wordpress.com/2014/07/18/deshonestidad-seudoesceptica-el-fisico-arnaldo-gonzalez-arias/

    Otra queja sobre un artículo aparecido en Naukas:
    https://homeopatiayseudoescepticismo.wordpress.com/2014/07/12/otro-seudoesceptico-reconoce-que-la-homeopatia-funciona/

    El experimento Mahata:
    http://explicandoalexplicador.blogspot.mx/2015/06/homeopatia-xvii-el-experimento-mahata-i.html

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