La gran renovación y sensibilidad del hombre renacentista radicaba, en buena medida, en su interés por todas las esferas de la vida. Legendarios pintores conocían de anatomía tanto como de la química, con la que experimentalmente crearon técnicas avanzadas de pintura, lo mismo sucedía a los escritores y destacados científicos. Pero desde hace muchos años, a consecuencia de la especialización, los hombres cada vez se apartaron más entre sí, al grado de crear rivalidades entre las áreas del saber (ciencias y humanidades, por ejemplo). Lo anterior no solamente genera individuos limitados en varios sentidos, sino a necios que observan con desdén el conocimiento o habilidades de los demás.
Pensamos que una persona completa debe conocer sobre muchas áreas, porque la cultura es huella de la creatividad y conocimiento de la civilización humana y nada debería estar excluido de sus intereses. No es solamente el hecho de que un científico sea aficionado a la literatura o que un matemático esté interesado también en la filosofía, sino que se relacionen sus inquietudes y se enriquezcan sus perspectivas de un modo más profundo y permanente.
Pretendemos mostrar que tal cosa es posible, aún dentro de las limitaciones de nuestra formación y las que dicha separación entre culturas nos ha provocado. Quien se acerque a leer sobre computación o ciencia puede también acceder a una reseña cinematográfica o aproximarse a la literatura. Esperamos que abandone la idea de que los números son áridos, sepa que la vida se comprende mejor gracias a la belleza de las matemáticas y que la sensibilidad tiene que ver con la capacidad de abstracción. Intentamos, ante todo, decir que somos escépticos de los discursos de autosuficiencia, de la sordera que implica no mirar más allá de las propias narices. Esperamos que disfruten el acto de la comprensión y las maravillas del diálogo.
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Javier y Jojana