A mí no me beses por fuera
porque adentro, muy adentro,
están conmigo las llamas del cielo,
tengo el fuego que buscas,
hombre, para tus temblores.
Por eso brillan mis espumas
al arrojarse sobre la arena,
por eso mi sudor oceánico
entona cantar de sirena.
Es que adentro hay una pira
que relincha inquietante,
hay una guerra perenne
y un desierto que arde.
A mí bésame las fronteras,
la desmembración violenta
de los cuerpos que poseo,
dame dientes asesinos
para derrotar contrarios,
entrégame tus armas, labio,
para acabarte adentro,
adentro muy adentro
hondo muy caliente.
Así bésame, golpeando,
gritando, mordiendo,
bésame por dentro y para siempre.