Llego tarde. Si no fuera así, tendría mucho dinero de mis inversiones en bitcoin. Pero no lo tengo. También llego muy tarde a decir que el bitcoin está en una burbuja a medio desinflar. O quizá no, considerando que algunos se resisten a la idea.
Como concepto, todo lo que está detrás de bitcoin y las criptodivisas en general, suena fantástico. La tecnología que se encuentra detrás de todo, el blockchain, promete extraordinarias aplicaciones relativas a la permanencia de datos. Bien utilizada, es una poderosa herramienta de cara a la transparencia y fiabilidad en el registro y conservación de la información, así como de los procesos que la utilicen. Es decir, casi todo aquello que se valga de un registro histórico de los datos.
En otro momento hablaremos del blockchain, que merece un tratamiento especial. Por ahora lo que más me interesa es el aspecto psicológico que gobierna el ambiente en estos momentos alrededor de las criptodivisas (esta entrada quedará obsoleta muy pronto).
La burbuja invisible
Hay quien se resiste a creer que las criptodivisas se encuentran en una burbuja, a pesar de que en fechas tan lejanas como el 5 de enero de 2018, había ya señales inequívocas de que ese era el caso.
¿Por qué elegí esa fecha? Para entonces los precios ya habían dado señales de haber entrado en lo que algunos llaman «la trampa del toro», que es una abrupta subida en los precios, que es precedida por una bajada espectacular después de haber llegado a la cima de la burbuja. Es una trampa, porque hace creer a los inversionistas que la bajada de precios anterior fue tan sólo una especie de ajuste, pero nada más lejos de la realidad, porque lo que viene a continuación es el desplome absoluto de los indicadores.
Para ejemplificar mi punto usare el litecoin, una de las altcoins más populares. En esas fechas la gente que invertía en las pantallas de sus computadoras veían algo así:
¿Pueden ver la trampa en la gráfica anterior? Está ahí, pero no es fácil de ver. Para el ojo sin entrenamiento parece ser un ajuste increíble de precio al inicio, que se estabiliza el resto del tiempo. Todo amigos, se encuentra en la escala. Si comprimimos el tiempo un poco, el patrón se revela con más facilidad:
¿Ven la caída espectacular del precio, y la pequeña hendidura que precede a la nueva subida de precio, casi al final de la gráfica? Esa es la «trampa del toro». Se puede presentar o no, pero es un patrón recurrente en las burbujas financieras, una subida que acaece poco después de un sorpresivo descenso en los precios. Por supuesto, esa desmesurada subida en los precios estaba destinada a desaparecer.
La gráfica que viene a continuación es también del Litecoin, pero de años anteriores, cuando las criptodivisas eran prácticamente desconocidas por la población y los precios eran mucho más bajos, pero a una escala de tiempo similar a la utilizada en la última gráfica:
El Litecoin y todas las criptodivisas que movían sus precios más o menos al unísono, como el bitcoin y otras, ya habían sufrido una pequeñísima burbuja que pasó, por supuesto, desapercibida por los medios masivos.
Nótese la similitud con lo que se podía ver hasta el 5 de enero de 2018: una alzada de precio espectacular, un descenso repentino seguido de una nueva alza, o varias, como en pequeños rebotes, que van mermando en intensidad y cayendo más bajo cada vez. Terminado todo, el precio regresó a sus valores anteriores, estabilizándose.
Hoy día (al momento de escribir esto), la gráfica de precios del litecoin se ve así:
La gráfica para el bitcoin, la criptodivisa más popular, no es muy diferente. La pregunta es, ¿hasta dónde bajará el precio? Los más optimistas, hasta hace un par de días esperaban un pronto «rebote» en la tendencia bajista que no se ha presentado. El precio de desploma a velocidades increíbles prácticamente todos los días.
Hago todas está observaciones, primero desde la ventaja del tiempo. Por supuesto que es muy fácil hacer un análisis una vez que las cosas ya han pasado. Por otro lado, estoy obviando las posibles causas de la explosión de la burbuja. Se habla mucho del caso Mtgox como la principal causa en el desplome del valor de las bitcoin, y cómo las ventas masivas de las mismas a raíz de ello coinciden con las caídas de precio más fuertes de las últimas semanas. Y sí, el caso Mtgox pudo hacer estallar la burbuja, ¿pero no lo hubiera hecho de todas formas? ¿Es realista y sostenible un crecimiento exponencial como el visto el año pasado para las criptodivisas? Es cierto que algunos bajones en los precios se corresponden a la liberación de recursos, pero también es verdad que el comportamiento de los precios sigue perfectamente el patrón de las burbujas.
La comunidad con afinidad a la conspiranoia, cree que existe quien mueve los hilos detrás del telón para manipular el precio y que todo es una estrategia. Por supuesto que esto no tiene mucho fundamento. Tampoco me parece que sea necesario para la existencia de la bajada de precios que se ve hoy día.
Mi opinión es que el caso Mtbox es circunstancial, y que en realidad opera a nivel psicológico en la mente de los inversionistas (aquí por «inversionista» entendemos a cualquier persona de la calle que se atreve a comprar criptomonedas en estas fechas), haciéndolos creer que pronto se recuperara el cauce anterior. Lo mismo podemos decir cuando se achacan las últimas bajadas de precio a la prohibición por parte de Google de mostrar anuncios relativos a bitcoin y las altcoins. Me parece que sólo son formas en que se racionaliza y se da la espalda a todos los indicios, más que palpables a estas fechas, de que nos encontramos en una burbuja a medio desinflar.
¿Tendrá una tendencia alcista más adelante? Y, ¿qué tanto? De entre aquellos que reconocen la burbuja, los más optimistas pintan un escenario similar al acaecido con la burbuja de las punto com. Esa burbuja, y su desarrollo posterior se ve así:
La subida es tan espectacular, que no faltan aquellos que temen sean los indicios de una nueva burbuja, aunque muchos otros indicadores parecen señalar que las condiciones son muy diferentes. ¿Pero qué tanto es realista suponer que las criptodivisas se comportarán de esta manera, o por el contrario, mantendrán un precio mucho más constante?
Este es otro factor psicológico que vale la pena resaltar: creer que las criptodivisas son algo diferente y revolucionario, que no tiene precedente en la historia, y por tanto, no están sujetas exactamente a los mismos comportamientos y patrones que otro tipo de recursos si tienen.
Es verdad que no hay nada que se les compare en el pasado, pero de ahí no se desprende que el comportamiento de sus precios no va a seguir los mismos patrones. El futuro, en realidad, es bastante incierto.
Minería digital
Una de las grandes desventajas que poseen las criptodivisas hoy día es que tienen poca relación directa con el mundo físico (me resisto a decir «mundo real», porque las criptodivisas son reales, tan reales como cualquier otra divisa). Esa falta de relación con un mundo físico que ponga límites y restricciones más allá de la voluntad humana, hace su valor extremadamente volátil. Su precio no está ligado a casi ninguna actividad material, excepto el libre intercambio de las mismas. Bueno, sí hay una actividad material con las que están relacionadas: la minería.
Claro, me refiero a la minería de criptodivisas. Para llevarse a cabo el asiento de las transacciones que hacen posible la existencia de estas nuevas «monedas», es necesario que el público ofrezca su capacidad computacional. Al ser una base de datos distribuida y descentralizada que no es de nadie y todos a la vez, es necesario que la misma comunidad la lleve adelante. Pero esto no se hace gratis. Como incentivo para realizar dicha actividad existe una compensación en «monedas», no en dinero tradicional, sino en criptodivisas, que será del mismo tipo que aquella que se ayudó a asentar.
Si el valor de la criptodivisa baja demasiado, la actividad de la minería ya no es redituable, porque consume electricidad, hardware computacional y otros recursos. Es, hasta ahora, casi la única cosa que da valor a estas nuevas entidades, más allá del valor arbitrario que le puedan dar sus compradores.
Así que aquí tenemos una barrera física real que puede establecer su precio después de la burbuja. Para entonces las empresas mineras se verán al borde de suspender sus actividades, o directamente haciéndolo, antes del ajuste de precios.
La minería tiene otro problema de límites muy importante: usualmente asentar una transacción es un proceso lento, y actualmente es totalmente incapaz de satisfacer la demanda que debería, si se deseara usar a estas entidades como dinero de verdad. Simplemente es demasiado lento, y la cantidad de transacciones que se pueden hacer cada segundo es también muy bajo. Existen propuestas para paliar ese problema, que personalmente no me acaban de convencer.
Esta circunstancia hace que las divisas sean un bien escaso, cosa que potencia un poco más su valor. Esto nos lleva a una situación paradójica en el sentido de que, para hacer adecuadas a las criptomonedas para su uso como dinero tradicional, es necesario que la minería sea extremadamente eficiente y rápida, lo que por sí mismo puede hacer descender su valor.
El futuro
El futuro es algo que nadie está en posición de presagiar. La opinión generalizada es que las criptomonedas llegaron para quedarse. No necesariamente el bitcoin, pero sí la tecnología que la hace posible: el blockchain, así como todo lo que se nos ocurre, y lo que todavía no se nos ocurre también, que podemos hacer con ella.
Si su valor aumentara en el futuro y cómo lo logrará de darse el caso, es algo que todos ansiamos descubrir pronto.