Violencia

La violencia ya no es lo que era

Cuando era adolescente la palabra «violencia» no significaba lo mismo que hoy. En ese entonces uno decía «violencia» para referirse a algo brusco, tosco, veloz, o realizado con mucha fuerza. Si se daban rápidas sacudidas a una silla, se podía decir que se había «agitado con violencia». Todavía, por ahí, quedan restos de ese significado en los diccionarios.

Decíamos que alguien había ejercido violencia contra otra persona cuando había empleado fuerza contra ella, o había sido tosca. No decíamos «la agredió violentamente» porque no es económico, sólo decíamos: «fue violento». Quedaba por entendido que «violencia» era un adjetivo aplicado a una agresión no mencionada.

Hoy, sin embargo, su significado se parece más a «agresión», tal vez por el uso generalizado de esa contracción. Tan es así, que actualmente se llegan a usar frases como «violencia sutil», que es un oxímoron en toda regla, al menos si nos atenemos al significado antiguo. Sería como decir «blanco oscuro» o «negro claro», ya que por definición lo violento es lo no-sutil.

En realidad no es tan importante como se redefina una palabra, porque los idiomas evolucionan, cambian, y no podemos evitarlo. Pero me preocupa grandemente la pérdida que podemos estar sufriendo como efecto colateral de esta redefinición, y más concretamente, por los mecanismos que lo han hecho posible.

¿Por qué «violencia» ahora es sinónimo de «agresión»? Es difícil saberlo, pero parece plausible pensar que todo tiene su origen en las campañas que pretendían dar visibilidad a las pequeñas «microagresiones» que sufren las mujeres por su condición de ser mujeres, y en general los pequeños actos de injusticia o roce que inundan la vida cotidiana. La defensa de éste noble objetivo, ha traído al mismo tiempo un montón de maldiciones a mi modo de ver. La idea, supongo, era usar el poder de la palabra «violencia» para hacer referencia a las agresiones pequeñas y señalarlas como algo importante también. Darle visibilidad a esos actos que, por ser tan sutiles, pasan desapercibidos y afectan la vida de quienes los padecen. El problema es que, a consecuencia de todo esto, en la psique de la gente ha empezado a germinar un mantra que reza más o menos así: lo bueno es bueno y lo malo es malo, sea chico sea grande.

Maniqueísmo

A esta mentalidad le parece realmente una traición, una falta de respeto, atreverse siquiera a restar importancia a una agresión.

Hay personas que se jactan de ese mantra, que se sienten orgullosas de haber «descubierto» que lo malo es malo o de que a todo lo malo se le debe dar la misma importancia, lo cual es, si se piensa bien, una soberana tontería. Es una forma de pensamiento binario, de blanco y negro, bueno/malo, que no entiende de matices y que pretende dibujar la realidad a una tinta sin usar tramados. Aplicar ese tipo de pensamiento a otros ámbitos, es como decir que robar un pan es lo mismo que robar un banco. Es la forma en que piensan los fanáticos o los obtusos que no conocen o entienden términos medios, sutilezas o complejidades. ¡Pero es que además están orgullosas! ¿Ya lo había dicho?

Sin matices ya no hay sentido de la proporción, porque sólo existen los extremos. Todo es unidimensional. No hay forma de medir la magnitud de una cosa respecto de otra. Esto ha tenido como efecto que el ruido se confunda con la señal. Que actos realmente dolosos se empiecen a confundir con el simple ruido y los roces inevitables de la vida cotidiana, donde coexisten seres con defectos, intereses muy diversos y frecuentemente contradictorios.

Primeros efectos

Campaña de violencia contra la mujer en Sonora, México

Con la inercia que ese pensamiento posee, ya nos empezamos a ver inundados de eslogans que tácitamente igualan que alguien te vea «feo», o que te vea cuando no te apetece, o que no te vea cuando debería hacerlo, con agresiones bastante más graves, porque ahora no es difícil encontrar la idea de que ignorar a alguien es «violencia», reducir a las mujeres a la calidad de objeto es «violencia». Y vamos, todo lo que no deba ser en las interacciones interpersonales, es violencia.

La trampa es que la palabra «violencia» se usa intentando conservar parte de su carga semántica original, que impide que sea un sinónimo perfecto de «agresión». Significa literalmente «agresión grave». Es una trampa psicológica para que le demos importancia a aquello que el interlocutor quiere que se la demos. Desafortunadamente de forma inapropiada porque escapa de todo sentido de la proporción. Peor: nuestro interlocutor cree secretamente y de todo corazón, tal vez sin darse cuenta él mismo, que todo lo que está mal es igual de malo, por el hecho de ser… malo.

A esta mentalidad le parece realmente una traición, una falta de respeto, atreverse siquiera a restar importancia a una agresión. La lógica es que, por ser agresión es importante, sea cual esta sea. Es inconcebible no reaccionar ante lo pequeño como reaccionamos ante lo grande. Es, para ella, algo no sólo deseable, sino aquello que necesita la sociedad.

Es quizá, producto del pensamiento superficial que distingue a esta época de las redes sociales, donde todo sucede a nivel de un texto, al nivel de la retórica. Donde la mayoría de las experiencias y percepción del mundo se hace con la mediación de una lectura y no de una experiencia real. A la vista, las oraciones que describen una simple falta y una monstruosidad inhumana no son tan diferentes. ¿Afectará eso a la percepción de la realidad?

Vela

La consecuencia de una vigilancia desproporcionada ante lo pequeño, vuelve la interacción social una constante vigilancia de las posibles violaciones al código de conducta que establece implícitamente la sociedad. Resultaría irónico que una comunidad que se jacta de estar superando las obsoletas normas de antaño, por carecer de utilidad práctica, este al mismo tiempo sentando las bases para un nuevo conjunto de medidas opresivas, aunque diferentes, que en el fondo sólo obedecen, no a la realidad, sino a las obsesiones, muy locales y circunstanciales, de sus defensores. Un nuevo puritanismo. Se funda entonces una sociedad con los mismo defectos que ha tenido siempre, en toda la historia de la humanidad, y no la punta de lanza hacia adelante en cuestiones morales y éticas que creen impulsar su defensores.

Javier
Javier

Maestro en Ciencias de la Computación (UNAM). Durante mucho tiempo interesado en la difusión del pensamiento crítico, la ciencia y el escepticismo. Estudioso de la inteligencia artificial, ciencias cognitivas y temas afines.

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9 comentarios

  1. Bueno, ya que siguen llegándome lectores desde tu texto sobre la homeopatía, se me ocurrió leer este sobre el feminismo y sus trampas. Y ahí se demuestra que en aquella ocasión, te equivocaste en una cosa más:

    «Usted realmente me odia. Aunque yo lo intentará, jamás podria conversar con usted, porque cualquier cosa que dijera sería mal recibida y malinterpretada.»

    En realidad estoy bastante de acuerdo con todo lo que dices aquí, salvo quizá su excesivo tacto, pero eso se puede achacar a mi talante belicoso.

    Lo que yo añadiría es que la tergiversación de palabras NO es casual ni de origen desconocido. Todos los esquemas propagandísticos que tratan de incidir sobre el gran público intentan «adaptar» palabras de sentido común para que tengan la acepción o significado que le conviene al patrocinador de la campaña. Los teóricos gramscianos hablan de significantes. Y como Orwell lo explicó, en toda lucha es vital controlar el lenguaje, especialmente en el caso de las luchas extremistas.

    Quizá la mejor forma de complementar tu excelente explicación es dar contexto a algunas de las expresiones de ese extremismo. Por ejemplo, circulan en Twitter ensajes donde se llama a protestar por las SIETE mujeres asesinadas diariamente en México. Cuando uno revisa los datos, resulta que en 2017 en México murieron diariamente OCHENTA PERSONAS, lo que significa que quienes intentan que se llame violencia a una mirada MIRAN PARA OTRO LADO ANTE LA MUERTE DE SETENTA Y TRES PERSONAS.

    Afortunadamente, mucha gente está renegando de algunos extremismos, notablemente del cientifismo y del feminismo. Si bien en el caso del cientifismo la ganancia no es mucha porque se mantiene la religión de la falsificación científica ( esa que tu ayudabas o ayudas a difundir ), en el caso del feminismo parece que se regresa a una posición de relativa sensatez, donde se acepta y se busca la equidad sin caer en las actitudes grotescas del feminismo militante.

  2. Además de lo fundamental, hay otros aspectos a resaltar. Por ejemplo tu frase:

    «Pero me preocupa grandemente la pérdida que podemos estar sufriendo como efecto colateral de esta redefinición, y más concretamente, por los mecanismos que lo han hecho posible.»

    Desde luego tienes razón, pero no deja de motivar el contraste con otra expresión tuya:

    «¿Use la palabra ‘democrático’ en vez de ‘libertad de expresión’? Tal vez lo expresé de forma incorrecta, pero no de la exagerada manera en que usted lo pinta, porque si bien tal uso no se apega a la etimología de la palabra, esa aplicación sí que es común, y normalmente en cuestiones de lenguaje es la costumbre la que define las reglas. Profundizar más en esto nos llevaría a un debate sobre el uso de las palabras que no viene al caso. Digo esto con una maestra en literatura al lado mío.»

    Lo que me parece interesante en este caso es saber si hace tres años que escribiste esto último ya entendías que la precisión si importa y que la tergiversación lleva un mensaje pero te resultaba prioritario encontrar una coartada, o has cambiado diametralmente de punto de vista.

    Yo quisiera pensar que es esto último, y que esta contradicción es sólo el crecimiento natural que muchos hemos tenido y que nos ha llevado de ser parte del problema a tratar de ser parte de la solución.

    En tal caso y como parte de tu propia lista de Earl, podrías ir pensando en retirar ese artículo mentiroso y simulador sobre la homeopatía si es que el crecimiento aún no ha sido tanto como para reponerle los comentarios donde iban y como iban para que todo mundo vea la falsedad del dogma anti-homeopático.

  3. Otro aspecto llamativo de los temas que rodean a este artículo es tu reacción ante mi comentario.

    NO agradeces la coincidencia y abundas en ella.

    NO discutes la posición y defiendes que el feminismo no es tan canalla como para ser el arquetipo del poema de Martin Niemöller.

    NI SIQUIERA respondes a la interpelación.

    LO QUE HACES ES DESHABILITAR LA PUBLICACIÓN INMEDIATA PARA EVITAR QUE PUEDAN PONERTE EN EVIDENCIA.

    Y eso nos lleva a una pregunta:

    ¿Es pura casualidad o mala suerte que TODOS USTEDES, desde Fernando Frías a Martín Fragoso pasando por Bonfil y Galarza, reaccionen de la misma forma mustia y simuladora cuando se les requiere esa discusión seria y fundamentada sobre la que oran en las esquinas?

    Te aviso en cuanto tenga mi artículo sobre el presente caso

    • Ay Grr. ¿Ves porque da miedo responderte? Yo agradezco tus comentarios y celebro la coincidencia de nuestras opiniones sobre este asunto de la «violencia». ¿Qué más te puedo decir?

      El problema es que, sin yo hacer nada, ya te sulfuraste, te molestaste o algo parecido. Y lo lamento, no ha sido mi intención que entendieras las cosas así. A mi no me da gusto que la gente se moleste por mi causa.

      No se a qué te refieres con que he deshabilitado la publicación inmediata. No he movido nada de la configuración del blog. Si tuviste algún problema, será por intentar incluir demasiadas ligas en algún comentario, o algo que el sistema consideró sospechoso. O estabas viendo al versión «cacheada» de alguna página o algún tecnicismo así.

      Por otro parte, no es casualidad que la gente que mencionas reaccione así. ¿Se te ha ocurrido que la gente reacciona como lo hace porque tu eres como eres?

      No tengo ningún problema en hablar sobre el asunto del feminismo, pero me rehúso a hablar contigo del asunto de la homeopatía, por razones que deberían ser obvias. Sin embargo, tu tienes la libertad de decir lo que quieras al respecto, responder lo que desees del texto que hay aquí en tu blog o el espacio que consideres conveniente, y está bien.

      Mi opinión sobre la homeopatía es honesta, se que no estás de acuerdo con ella y lo siento. Pero espero que respetes al menos esa honestidad, y no te dediques a lanzar adjetivos por ello a mi persona. No estoy ni tengo ninguna cruzada irracional contra ti ni contra ella.

      Me dio gusto recibir tus comentarios y que te haya gustado esta entrada.

      • «Por otro parte, no es casualidad que la gente que mencionas reaccione así. ¿Se te ha ocurrido que la gente reacciona como lo hace porque tu eres como eres?»

        Si recordamos que yo dije

        «reaccionen DE LA MISMA FORMA MUSTIA Y SIMULADORA cuando se les requiere esa discusión seria y fundamentada sobre la que oran en las esquinas»

        se desprende que TÚ DICES QUE LA DESHONESTIDAD ES JUSTIFICABLE.

        Eso no sólo CONTRADICE EL ENFOQUE CIENTÍFICO QUE DICEN TENER sino que te contradice a tí mismo cuando pretendes apoyar la moral y la ética diciendo

        «Se funda entonces una sociedad con los mismo defectos que ha tenido siempre, en toda la historia de la humanidad, y no la punta de lanza hacia adelante en cuestiones morales y éticas que creen impulsar su defensores»

        Flaco favor te haces defendiendo la corrupción de tus correligionarios cuando criticas la corrupción del feminismo.

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        «Mi opinión sobre la homeopatía es honesta, se que no estás de acuerdo con ella y lo siento. Pero espero que respetes al menos esa honestidad, y no te dediques a lanzar adjetivos por ello a mi persona»

        Se puede revisar en http://explicandoalexplicador.blogspot.mx/2015/06/la-feligresia-de-la-ciencia-xvii.html que lo que dijiste de la homeopatía SÓLO PASÓ DE HECHOS COMPROBADOS A TU SUBJETIVA OPINIÓN CUANDO DEMOSTRÉ QUE MENTÍAS.

        Esto y el hecho de que YO FUNDAMENTO CADA ADJETIVO QUE USO hace que tu pretensión de inocencia caiga por su propio peso.

        Es una lástima que sigas evitando la honestidad porque me gustaría mucho saber qué te forzó a quitar de línea tu traducción tergiversada del documento NCAHF.

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        «Si tuviste algún problema, será por intentar incluir DEMASIADAS LIGAS en algún comentario, o algo que el sistema consideró sospechoso»

        Pensando que NINGUNO DE LOS TRES COMENTARIOS ANTERIORES TIENE UNA SOLA LIGA y que esta «hipótesis» la lanza un MAESTRO EN CIENCIAS DE LA COMPUTACIÓN, creo que podemos decir como el personaje de Pacino en El Abogado del Diablo:

        I rest my case

        • Es imposible hablar contigo. Simplemente me rehúso. Obviamente no entiendes el problema (o mejor dicho: tu problema).

          No puedes obligar a nadie a hablar ni a discutir contigo si no lo desea. Puedes entender la actitud de la gente como más te plazca. Puedes entenderlo como una inconsistencia de su parte, hipocresía, o lo que sea. A mi ya me da igual como interpretes las cosas. Preocuparse de que entiendas lo que uno dice sólo causa intranquilidad, quita la paz y el tiempo para relajarse del que modestamente uno dispone.

          Esto no tiene nada que ver con tener o no la razón, o carecer o no de argumentos. Es que no da la regalada gana gastar el tiempo de una forma que se percibe completamente inútil, que causa enfados y mal humor. ¿O crees que el mundo se va a resolver después de hablar nosotros? Básicamente la gente no quiere hablar contigo porque tienes un problema de actitud. Porque es desagradable hacerlo contigo. Entiéndelo como quieras.

          Tu no hablas, tu acusas. Inmediatamente lanzas tu discurso incendiario, acusador. Así, sin conocer a la gente. Sin saber si está ocupada o tiene un maldito problema personal. Desgranando, lo mismo un argumento de peso, que una frase ocurrente dicha sin afán de rigor, como si en eso se nos fuera el condenado destino de la humanidad.

          Sinceramente lo lamento mucho, porque si me alegró el primer mensaje que dejaste aquí, y pensé que se abría la oportunidad de un diálogo que antepusiera el respeto, los buenos modos o la cortesía, antes que al maldito afán de tener la razón.

          • «No puedes obligar a nadie a hablar ni a discutir contigo si no lo desea…quita la paz y el tiempo para relajarse del que modestamente uno dispone.»

            Se puede comparar lo anterior con las siguientes citas:

            «Mira, llevo más de 20 años dedicándome a contestar bobadas como las que pretendes defender, y estoy muy harto»

            «b) y c) No voy a jugar a ping-pong con otras citas sobre esos temas, reiteradamente tratados»

            Estas ( entre muchas otras que he consignado en mi blog ) son citas de gente que, IGUAL QUE TÚ, tiene mucho tiempo para afirmar cosas pero muy poco para SUSTENTARLAS.

            Nuevamente pregunto:

            ¿Por qué tienes tiempo para HACER PÚBLICAS ideas y reflexiones si te resulta tan consumidor y enojoso defenderlas?

            ¿ES PURA CASUALIDAD Y/O MALA SUERTE QUE TU EXCUSA PARA NO DEFENDER LO QUE PUBLICAS SEA LA MISMA DE PROBADOS MENTIROSOS Y SIMULADORES?

          • Otro que no tiene tiempo para sustentar lo que dice es Daniel Durán, miembro de la Asociación Escéptica de Chile ( como se cita en http://explicandoalexplicador.blogspot.mx/2017/07/la-feligresia-de-la-ciencia-xxix-saulo.html ):

            «La verdad no. Tengo bastante otras preocupaciones personales y laborales en qué ocupar mi tiempo.

            Además no veo necesario responder, por varias razones. Primero los puntos que plantee no han sido refutados. Sin duda que tu no crees tal cosa, Zetetic, por lo que alegremente concluyes «K.O.»; eres libre de hacerlo, como también cualquiera que entre, lea el hilo, y saque su propia conclusión.»

            Y como se puede leer, todo eso sucede hasta que se muestra que usa de referencia a charlatanes, tergiversa conceptos y otra serie de marrullerías, UN COMPORTAMIENTO IDÉNTICO AL QUE TÚ PRESENTAS, lo cual no es ninguna casualidad ni mala suerte, sino la simple y lógica consecuencia de compartir una escuela.

            Quizá el caso de Durán es más grave por que A ÉL LE CONSTA QUE LA HOMEOPATÍA FUNCIONA Y ASÍ INICIA SU TEXTO:

            «Puede que este sea mi último post en el blog de la AECH. Después de mucho creer que nunca diría esto, DESCUBRÍ QUE HAY UN MEDICAMENTO HOMEOPÁTICO QUE SÍ FUNCIONA»

            Y quien lea el artículo apuntado, podrá descubrir que comprobó el funcionamiento EN SU PROPIO HIJO, lo cual nuevamente nos hace npensar en Pacino y su magistral personaje

  4. Lo dicho, No vale la pena gastar tiempo y energías en causas perdidas.
    Ante comportamientos de desgaste lo mejor es ignorar y que sea el lector el que saque sus propias conclusiones.

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