A un hombre con cáncer se le reveló la amistad en el hospital.
En lo que el médico se convierte al dar el diagnóstico de cáncer a su paciente.
Los villancicos son cancioncitas que no me gustan, tampoco la enfermedad...
Un cíclido, un arpón, una captura. Una marea que no se calma.
Fue un día muy ajetreado, no dejaban de llegar uno tras otro a la sala. Desde que empezó mi turno de la madrugada, comenzó la acción.
La radioterapia para mí significa que me saquen del infierno en donde vivo y me traigan al hospital todos los días para unas quemadas en mis partes.
Me surge un temor extraño de necesitar más vueltas, mayor mérito de ser esterilizada, atendida por los seres y las máquinas que remueven el mal.