Nosotros, ¿qué hacíamos hasta la órbita de Neptuno? ¿O era él quien se coló a la nuestra? No importaba ya. Su tamaño y gravedad nos sacaría de órbita. En su majestuosa y hermosa presencia azul, en la quietud y silencio de todas las noches, solo pude ver el preludio de nuestra aniquilación.
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2 comentarios
Enrique · 4 de abril, 2016 a las 8:46 am
Hola, de que se trata este artículo? Saludos!
Javier · 15 de abril, 2016 a las 12:34 pm
Era simplemente la reseña de un sueño que tuve aquella vez.