Se muestra aquí lo que tienen que decir las matemáticas y la criptografía en relación a la credibilidad de los datos proporcionados por el gobierno Venezolano (o mejor dicho, su Consejo Nacional Electoral), así como de la información proporcionada por el bando opositor.
Igualmente se abordan las dudas más comunes en relación con estos hechos.
Índice
- Credibilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE)
- Credibilidad de los resultados publicados por opositores
- Preguntas comunes
- Reflexión final
Credibilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE)
Tomando como fuente: Suspicious data pattern in recent Venezuelan election (https://statmodeling.stat.columbia.edu/2024/07/31, un texto del blog Statistical Modeling, Causal Inference, and Social Science de la Universidad de Columbia, nos hacemos notar de un patrón extraño en los datos proporcionados por el CNE (aquí), que son muy fáciles de entender y explicar.
El CNE proporciona los siguientes datos:
Candidato | Votos | Porcentaje |
---|---|---|
Nicolás Maduro | 5,150,092 | 51.2% |
Edmundo González | 4,445,978 | 44.2% |
Otros | 462,704 | 4.6% |
Totales | 10,058,774 | 100% |
Lo extraño se revela al expandir el porcentaje con base en dichas cantidades:
100 x (5,150,092 / 10,058,774) = 51.1999971%
100 x (4,445,978 / 10,058,774) = 44.1999989%
100 x (462,702 / 10,058,774) = 4.600003%
Los tres porcentajes a la vez son demasiado redondos para ser una casualidad. Da la impresión de que el porcentaje fue establecido manualmente a un decimal (las cantidades 51.2%, 44.2% y 4.6% respectivamente) y después simplemente se tomó el número entero de votos más próximo que daba tal porcentaje. De hecho son los números enteros más próximos a dichos porcentajes.
El comportamiento esperado sería encontrarnos porcentajes con cifras decimales sin un patrón específico. Por ejemplo, si la partición de Maduro hubiera tuviera 5,000 votos más, el porcentaje sería 51.2497049%, y no algo como 51.1999971%, las probabilidades de que esto pase con las tres particiones a la vez son mínimas, de aproximadamente 1 en 100 millones, como recoge el análisis expuesto en la página referenciada.
Añadiría que es de notar que el último porcentaje es por exceso (pasa de 4.6%) y no por defecto (no está por debajo de 4.6%) como si lo están los otros dos porcentajes, pues sería la partición que recogería el voto «adicional» producto de truncar los anteriores en el preciso orden en que aparecen.
Hay explicaciones alternativas: alguien en el CNE le pasó a otra persona (el Community Manager, por ejemplo) los porcentajes redondeados y «estimo» los votos de cada facción haciendo la multiplicación él mismo, siendo esos los datos presentados. ¿Pero por qué hacer pasar un número que de antemano se sabe «fabricado» o «estimado» como si fuera real?
Para poder creer un resultado así, sería necesario contar con las actas sobre las cuales se basa dicho resultado, para verificar que, en efecto, esos son los números reales de votos. Una información que no proporciona el CNE ni el gobierno Venezolano. De ahí la increíble importancia de que dichos datos estén a la mano.
Credibilidad de los resultados publicados por opositores
Comunidad que apoya al bando opositor a creado varios recursos web. A saber:
Una página para consultar las actas de la votación, que puede consultar cualquier ciudadano que tenga cédula de identificación:
https://resultadospresidencialesvenezuela2024.com/
Estas cédulas se extraen en baja calidad y alojadas en el siguiente repositorio de GitHub a fin de poder ser consultadas por cualquiera (las cédulas del primer sitio tiene mayor calidad visual):
https://github.com/andreujuanc/actas-2024/
Existe una página web que permite visualizar los resultados de dichas actas, pudiendo buscar por localidad hasta llegar al nivel de mesa:
https://resultadosconvzla.com/
¿Por qué son creíbles estas actas?
Por diseño del sistema de votación, esas actas físicas tienen una firma digital, que se genera con una llave y los datos de la propia acta. Esta firma está impresa dos veces en las actas: como cadena alfanumérica y como código QR.
Estas actas y todas las firmas de cada una de ellas usadas en estos resultados están disponibles públicamente. El único agente que tiene la llave para crear dichas firmas digitales es el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE).
Como poseedor de la llave, el CNE podría demostrar en un segundo que dichas actas (y sus respectivos resultados) serían falsos (recordemos que los datos se usan en la elaboración de la firma).
Primer argumento:
El gobierno se ha mostrado incapaz de mostrar que esas actas son falsas. Lo podría conseguir aplicando la llave a los datos de dichas actas. Todo cuando sería de su principal interés hacerlo, y por supuesto adelantándose a mostrar resultados antes que la oposición.
Segundo argumento:
Si esas actas son falsas, ¿dónde están las verdaderas? El gobierno Venezolano también se muestra incapaz de mostrar dichas actas, las que, según él, le dan la victoria a Maduro. Por no decir que despejarían las dudas del primer punto de este documento: los resultados estadísticamente anómalos que han presentado.
¿Por qué la firma digital es tan confiable?
Una firma digital la podemos concebir como la sombra que proyecta un objeto. En este caso, es la sombra que proyectan los datos del acta en cuestión más una llave o contraseña criptográfica. A estos dos elementos juntos se les aplica un algoritmo y se calcula su «sombra».
Al igual que con una sombra real, no puedes estar seguro de la forma real del objeto que produce la sombra. En este sentido, aunque tenemos los datos de las actas, no podemos conocer la llave utilizada a su lado para crear la sombra. Por diseño esto no es posible de ninguna forma razonable, pues los algoritmos para calcular la firma no tienen inversa.
La sombra depende de los datos y la llave a la vez. Si la llave cambia, la sombra cambia, si los datos cambian, la sombra también cambia. Para verificar la validez de los datos basta aplicar la llave a los datos y calcular dicha sombra. Si la sombra no coincide, los datos son falsos o la llave lo es. Es esto lo que podría hacer el CNE para señalar las actas como falsas. Cosa que no ha hecho a ya varios días de la elección.
Si las actas de la oposición son las reales, ¿no podría el CNE presentar una refutación falsa con una llave diferente?
Si el CNE señala las actas como falsas, para que tenga sentido y validez dicha acusación debería presentar las actas verdaderas al mismo tiempo, de lo contrario se podría sospechar eso mismo, que la refutación es una fabricación.
No es imposible recrear todas y cada una de las actas con datos falsos y falsificarlas (sobre todo si tiene el poder de un Estado), pero aún así el proceso podría ser muy lento. Lo relevante en este último caso es que a la oposición no le ha tomado tiempo crear esas actas supuestamente «falsas» (probablemente porque sean las verdaderas en primer lugar), y es el gobierno Venezolano quien no presenta las suyas (al momento de escribir esto).
Preguntas comunes
¿Qué hay del hackeo del que acusa el gobierno Venezolano?
Expertos ya han indicado que la existencia de ese hackeo es inverosímil, pero aún si hubiera sucedido es irrelevante, porque la información está en las actas físicas que no son sujeto de hackeo, y es con ellas como se podría verificar la información.
¿Qué las páginas del gobierno venezolano estén caídas no significa que se ha vulnerado su seguridad?
De ninguna manera. Un ataque de denegación de servicio (DoS), que es el tipo de ataque que se lleva a cabo para «tirar» páginas, no compromete la seguridad de la información en dichos servidores. Las páginas son tiradas por agotamiento. La técnica consiste en hacer tantas peticiones por segundo como sea posible al servidor, para que este sea incapaz de responder a todas esas solicitudes y termine colapsando.
Reflexión final
Nos encontramos ante una «disyuntiva». Debemos elegir entre dos posibilidades:
- Creer a un organismo (el CNE) que nos ofrece números estadísticamente sospechosos sin ninguna prueba que los respalde.
- Creer creer al bando opositor que nos ofrece los medios físicos para respaldar sus afirmaciones, sin tener la capacidad de demostrar que son ciertos, pero donde el primer organismo (el CNE) sí podría demostrarlos falsos, y simplemente no lo hace en contra de todo procedimiento previamente establecido por ellos mismos y en contra de todo lo que tendría sentido hacer.
Usted elige.