Un maestro de biología lee poemas en voz alta al inicio de cada clase. No está seguro de cómo eso afecta a sus alumnos, lo hace por intuición. Preguntó en un foro cómo podía usar su hábito para que la biología les gustara más a los adolescentes, aunque en el fondo creo que se estaba preguntando ¿Por qué lo hago? Ahí mismo no supe responder y el tiempo se acabó, no sé su nombre ni dónde trabaja, pero me hubiera gustado decirle esto.
¿Por qué lee poesía a sus alumnos el maestro de biología?
Ignoro la selección de poemas del profesor, sólo dijo que buscaba escritos breves más o menos relacionados con el tema del día: fotosíntesis, teoría celular, eucariotas, etc. Si yo fuera maestra de biología y hubiera tenido tan excepcional idea, lo haría por varias razones:
- La ciencia nos muestra aspectos de perfección y armonía. Desde esa óptica, hay poesía en los procesos biológicos, leer poesía puede ser una manera de decirle a los alumnos que la métrica y sonoridad de las palabras son como el baile cadencioso y milimétrico de la biología.
- Las ideas y metáforas más eficaces de la literatura están llenas de paradojas y recursos insólitos del lenguaje. La poesía puede predisponer anímicamente para comprender los mecanismos, muchas veces anti intuitivos, de la naturaleza.
- Es una manera de poner a la par la belleza de las emociones poética y científica.
- Los científicos, que suelen ser vistos como personas impasibles y frías, en realidad trabajan bajo el impulso estético del asombro, la curiosidad y el placer. Los científicos no son «cuadrados», eso les impediría de antemano cualquier descubrimiento. Leer poesía en clase es un acto creativo de humildad.
- Impulsa el ánimo humanístico de individuos integrales. No quiero decir que todos podamos ser expertos en todo. Lo que deberíamos hacer, como el profe de Biología, es conocer y apreciar las manifestaciones valiosas de otras disciplinas.
¿Quiere comprensión o gusto?
Pues ambas. Como profesor busca enseñar el contenido de su materia. La claridad del lenguaje es fundamental para que la ciencia explique las cosas de la manera más sencilla y directa, trata de develar y hacer asequibles procesos que en realidad son complejos y abstractos. ¿Por qué entonces leer poesía, si su lenguaje responde a otros propósitos? Porque hace que entiendan el placer.
El placer por el arte es de dominio popular. Incluso si el arte no nos ha emocionado aún, sabemos que entre sus atributos está causar emoción, que hay personas que le dedican su vida a la creación e incluso a la afición y la crítica. Quizá es buena idea trasladar eso que tenemos por sabido a un tipo de placer incluso más profundo que apela al conocimiento de la naturaleza, al estudio de las formas, los astros o el cuerpo humano. El maestro quiere que aprueben pero también que comprendan y se apasionen.
¿Cómo literatura y ciencia se corresponden?
Hay varios casos de científicos inspirados en obras de ficción. También la ciencia es motivo de inspiración para muchos artistas. Podríamos mencionar a varios científicos-escritores y obras importantísimas como las de Verne, Asimov, Orwell, Wells, etc., que mucho han contribuido a despertar la curiosidad en la ciencia. Del mismo modo, la ciencia ha sido inspiración no sólo para literatura de tema científico, como es el caso del género de Ciencia Ficción sino que se nota en personajes memorables que tienen como profesión la ciencia.
Casos destacados hay muchos, menciono tres de mi particular interés: la fascinación de Mary Shelley en los «experimentos galvánicos» de Luigi Galvani y Erasmus Darwin para revivir cuerpos de animales inertes a través de la electricidad, que motivó la escritura de Frankenstein o el moderno Prometeo; las obras derivadas del grupo de experimentación lingüística Oulipo (Ouvroir de littérature potentielle) cuyos fundadores, Raymond Queneau y el matemático François Le Lionnais, proponían la escritura por consigna, por ejemplo, escribir una novela entera empleando una sola de las vocales, escribir versos intercambiables para hacer combinatorias, etc., basándose en conceptos matemáticos que potencializaban la literatura; y el magnífico libro El sistema periódico del químico y escritor Primo Levi que emplea cada elemento de la tabla periódica para elaborar un pequeño texto en que retoma experiencias escolares, profesionales y su captura en Aushwitz durante la Segunda Guerra Mundial.
En todos los casos, ciencia y subjetividad se jalaron una a la otra. En clase de biología, la poesía puede jugar un papel catártico y emocionante por ser una extranjera en el temario, pero también porque el estudioso de ciencia tiene preocupaciones humanas universales que no se pueden dejar de lado al conocer cosas nuevas.
¿Debería leer poesía en clase?
El profesor puede hacer lo que desee. Su práctica es productiva en todo sentido: la literatura como puerta a la biología, el estímulo de la imaginación, la poesía porque a él se le antojan unos versos antes de dar clase, porque él mismo concibe poesía y biología juntas… Al elegir la poesía sobre otros géneros literarios, el maestro tomó el camino menos obvio y el más profundo, estoy segura que no todos sus estudiantes lo perciben con agrado pero los que lo hagan tendrán una mirada más flexible y amplia de la biología.
Lo que digo no excluye que los chavos lean ávidamente artículos de divulgación científica o libros de ciencia, pero puede que después de varios años, un adulto diga: me gusta la poesía gracias al de biología, o le atraiga la ciencia después de leer 1984, La máquina del tiempo o cualquier poema que eligió el profesor para empezar su clase. Ojalá que el profe me leyera, su práctica me parece admirable precisamente por su espontaneidad, que lo siga haciendo mucho tiempo, si al menos para él es satisfactorio ya es un acto digno de un científico que respeta la diversidad del ser humano.
Andaba buscando, si habría alguna biloga o biologo, que además escribiera poesía y me he encontrado este bonito artículo. Además he descubierto que no soy la única, solo que yo solo les leo de vez en cuando, no todos los días